Recorriendo el mundo a golpe de maratones

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21 de julio de 2018

XVI. MARATÓN DE ISLA MAURICIO 15/07/2018 (3h 49' 39")

Esta vez se nos ocurrió hacer coincidir relax y "turismo de cocotero" con otro Maratón internacional, el que se disputa en la paradisíaca Isla Mauricio, en pleno Océano Índico, y al sur de Madagascar.
El viaje es largo, 14 horas desde España con una escala breve en Amsterdam, Londres o París, pero una vez superado, el recibimiento en la isla es de los más acogedor. En una pequeña isla donde el turismo es la gran fuente de ingresos, la amabilidad y hospitalidad de sus gentes es infinita. Lo mejor, según nuestra experiencia, es contactar previamente con alguna de las agencias de "taxis" que hay en la isla y programar las excursiones para cada día con ellos. No es barato (de 70 a 90 EUR por día), pero es lo más efectivo para disfrutar de la Isla: Port Louis, Chamarel, Isla de los Ciervos, Le Morne, Trou aux Cerfs, Grand Bassin, Black River Gorges, Jardin Botánico, etc.

Sin olvidarse de un buen hotel. Lo normal es ir a la isla una vez en la vida y hay que aprovechar los lujosos complejos hoteleros que ofrecen todas las comodidades y servicios. A estas alturas, ya habrían podido deducir que no es en absoluto un viaje barato. Menos mal que la inscripción a la prueba son sólo 70 EUR incluyendo dorsal, camiseta y algún pequeño detalle más. Una vez distribuidas las excursiones antes y después de la carrera, con los correspondientes días de descanso para aprovechar el hotel, sólo quedaba esperar al día "D". El dorsal se recoge en el Hotel Tamassa, el alojamiento oficial de la prueba, apenas a 500 metros de nuestro lujoso complejo hotelero.

Como no cortan el (caótico) tráfico de la isla, la salida es temprano, a las 06,30h del domingo 15 de julio y desde la magnífica playa de Saint Felix. A las 05,30h y, tras un buen desayuno, ya estábamos en la zona de salida. Es una prueba pequeña (109 corredores llegados a meta) y aún está oscuro. El director de carrera nos dio (con dificultades, solo habla francés) las explicaciones oportunas, recalcando el peligro del tráfico y nos preparamos para la salida: 4 kms hacia la playa de Riambel y vuelta a la linea de salida. Desde ahí, tenemos 17 kms por una carretera maravillosa hasta el pie del majestuoso Le Morne. La carretera discurre pegada a la playa con unas vistas maravillosas y unos colores magníficos que mezclan el azul del cielo y el océano al amanecer, con las playas y plantaciones de caña de azúcar, atravesando pequeños (minúsculos) núcleos urbanos de pescadores que apenas están empezando su actividad diaria.

El perfil de la carrera no es excesivamente exigente, si bien, la carrera no es llana. Camino de Le Morne y, según se avanza en la carretera llena de curvas, las subidas son constantes y, como el camino de vuelta es por el mismo sitio, ya te haces una idea que del 35 al 42, serán unos kilómetros duros para los que habrá que guardar fuerzas. 

Desgraciadamente, no pensé en ello lo suficiente y, el salir a un ritmo demasiado rápido para el entrenamiento que había completado las últimas semanas, me hizo sufrir demasiado los últimos 8-10 kilómetros. Así que fue una carrera que disfruté mucho hasta el km 35, pero que sufrí mucho a partir de ese momento. Esta vez, costó llegar a meta. Aún así y, con una marca bastante mediocre, el nivel (y la participación) es bajo y la mala planificación me dio para acabar el 17º de la clasificación general y el 9º de mi categoría. Sin duda, lo mejor es la llegada a la playa de Saint Felix, donde pude darme un buen y merecido baño para celebrarlo. 

Próxima misión, Maratón del Desierto de Petra (septiembre 2018)...

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