Recorriendo el mundo a golpe de maratones

Recorriendo el mundo a golpe de maratones
Somos un equipo

9 de noviembre de 2013

VI. NUEVA YORK 03/11/2013 (3:14:37 h)

Lo dijo un compañero de viaje al llegar al hotel: "La vida se ha hecho para vivir días como este". Y es que habréis leído ya todo sobre este maratón, habréis visto imagenes, os habrán contado historias bellísimas... pero nada que ver con la realidad: Es el maratón de los maratones, una maravilla.

Llegamos a Nueva York con Sportravel (no hay otra opción que una agencia de viajes y a un elevado precio) justo el 31 de Octubre, a tiempo para poder disfrutar del original desfile de Halloween que se celebra de 7 a 9 de la tarde. Ya el viernes, nos acercamos a la impresionante Feria del Corredor a por el dorsal donde ya pudimos observar 1) La gran seguridad que iba a rodear la prueba (revisión de bolsas y mochilas al entrar) y 2) Que la organización y el ambiente iban a ser espectaculares.

En nuestro cuarto viaje a Nueva York, el turismo tenía que ser distinto al del circuito habitual, más escondido. Preparamos el viaje y gracias a eso descubrimos el barrio de Chelsea, en especial el "High Line" y, sobre todo, el "Chelsea Market" con las langostas del 'Lobster Place'. Fue un viaje donde nos empapamos de Soho y Greenwich Village. Pasear por estos barrios tan encantadores visitando sus tiendas, pastelerías y locales, es un verdadero lujo que te hacen apreciar y amar esta ciudad, más allá de la espectacularidad y las luces de Times Square y La Quinta Avenida. Esa noche, después de la visita cultural al Metropolitan, acabamos cenando una de las mejores hamburguesas de la ciudad en el 'P.J. Clarks', en la 55th con la 3ª AVE.

El sábado por la mañana le quise enseñar a las chicas la llegada en Central Park. La línea de meta y las tribunas (a 150 € cada asiento) ya estaban listas para el gran día y las banderas de todos los países participantes flanqueaban la recta final. Se respiraba ambiente de maratón. Cumplí el ritual tocando la estatua de Fred Lebow (dicen que trae suerte) en cuyos pies rezaba la leyenda "Pocas cosas en la vida como la emoción de un maratón" y dimos un buen paseo por el gran parque para acabar saliendo por la Quinta Avenida. Visitas obligadas a las tiendas de 'Apple', 'NBA' y 'Nintendo'. Por la tarde, me retiré al hotel a descansar un poco, estaba siendo demasiado tute y las piernas necesitaban descanso. Ya por la noche, cenamos por la zona de Rockefeller Center y visitamos las tiendas de 'Disney' y 'M&Ms'.

Ya centrados en la prueba, se trata de un maratón difícil por las condiciones en las que se da: Hay que llegar muy pronto a la salida porque se cierran los accesos (para poder absorber a tanta gente), el frío que hay que soportar y la dificultad del segundo tramo del maratón (un verdadero rompepiernas). Después de mi experiencia, yo recomiendo elegir la opción de "no guardarropa" e ir cargado de ropa vieja (incluyendo gorros y guantes) para tirar en la salida (muy útiles las mantas del avión).  Se suele salir de los hoteles sobre las 05.30h para llegar a las 7.00h a la zona de salida y pasar la multitud de controles de seguridad. Allí, la gente se agolpa sentada en las vallas y escalones de una especie de cuarteles militares, según su color de salida, y te ofrecen bagels, café, té y barritas energéticas. La salida va por oleadas según el tiempo acreditado, todo muy bien organizado. La mía era la primera, a las 09.40h y la espera, aunque siempre hablas con alguien (en mi caso con 2 madrileños con experiencia en la pueba), se hace eterna.



La salida se da en Staten Island, justo en la entrada del puente de Verrazano, que cruza la bahía y nos conecta con Brooklyn. A partir de aquí el circuito pasa por todo Brooklyn y Queens hasta llegar al Queensboro Bridge, que es donde se cruza el East River y nos adentramos en Manhattan, ya en la milla 16. En Manhattan comenzamos a subir por la Primera Avenida, por una pequeña zona de colinas que hacen bastante dura esta parte, para llegar al Bronx, hacer una milla por este distrito, cruzar un par de puentes y comenzar a bajar por la Quinta Avenida hasta Central Park, donde nos adentramos durante una milla. Salimos otra vez a la Quinta Avenida por el hotel Plaza y, ya en Columbus Circle, volvemos a entrar en Central Park para afrontar el último medio kilómetro y llegar a la mítica meta en Tavern on the Green.

Durante todo el recorrido hay gente animando, es una maravilla. El truco está en llevar puesto el nombre en la camiseta, de esta manera, la gente sabe cómo te llamas y no dejan de animarte. Esto es sin duda lo mejor de esta carrera y lo que te ayuda a superar la dureza de la prueba. Esta vez a las chicas sólo las ví una vez y muy tarde. En la milla 17, Sportravel montó un punto de animación con globos gigantes y pude localizarlas. La pena es que no las ví en la curva final de entrada a Central Park (ellas se desgañitaron llamándome), ya que teníamos previsto que me dieran la bandera del Real Madrid para entrar con ella en meta. Al menos, el resto de gente me fue animando. Además, hay puestos de animación, bandas de música, buen avituallamiento, etc. Pero, por encima de todo: La gente. Entrar en Central Park cual héroe espartano escuchando cómo la gente corea tu nombre te empuja hacia la meta ... y casi hasta el paraíso. La Behobia-San Sebastián elevada al cubo. Muy emocionante.


Traspasar la meta, presidida por la estatua de Fred Lebow (fundador de los NYRR, organizadores del maratón) es la entrada al paraíso runner. Más aún, si, como fue mi caso, consigues tu mejor marca en la distancia reina: 3h 14'  (Número Pí) Entré como loco de alegría, eufórico y sólo el cansancio hizo que me tranquilizara. Me dieron mi bolsa de recuperación con frutas y bebida y, por fin, la medalla de finisher. Es preciosa, como podréis comprobar en mi medallero. Durante este trayecto, hasta la salida de Central Park por la 77th, los voluntarios no dejan de felicitarte y ofrecerte su ayuda, es algo que nunca había vivido. Es un momento mágico. Incluso un grupo de viejecitas se encarga de colocar un magnifico poncho térmico de ING a cada corredor para evitar el frío hasta la ducha. Un lujo.

Por la tarde, después de reponer fuerzas con una buena comida americana en el Carnegie Deli, nada de descansar. Esta ciudad hay que exprimirla al máximo. Tocaba partido de la NBA, los Nicks contra los Timberwolves de Ricky Rubio. La verdad es que ver un partido allí en directo, es impresionante. Nadie maneja el show time como los americanos. La mañana siguiente, un día antes de la partida, es tiempo de recordar los grandes momentos de la prueba y de comprar corriendo el New York Times que contiene las clasificaciones completas. Nosotros aprovechamos ese día para las compras, nunca falta nuestra visita al outlet 'Century 21' por los precios y rebajas de las mejores marcas americanas. Además, en la Paragon Sports, hacen buenos descuentos sobre prendas de la maratón que en la Feria del Corredor, sólo 2 días antes, se vendían a precios prohibitivos. Otra opción es pasarse por la sede de los NYRR a grabar en la medalla tu nombre y tu marca por 20 USD. Aquí, nada es gratis.

El martes, lo tomamos con tranquilidad. Un pequeño paseo hasta Bryant Park para ver la Feria de Navidad y comprar los últimos detalles, comida en los sótanos de la Grand Central Station y vuelta al hotel para que el autocar nos llevara hasta el Aeropuerto JFK. Allí hay que llegar, como mínimo, con 3 horas de antelación para evitar las grandes colas que se forman en los controles de seguridad, que llegan a ser exagerados, como todo en este país.

Siempre digo, cuando me preguntan, que nunca repetiría un maratón. Puede que el de Nueva York sea una excepción...

Próxima misión: Londres 2014.

1 comentario:

  1. hola amigo ,que ALEGRIA se siente el que puedas contar lo vivido en esa maratón y bella ciudad te mando un abrazo y no pares de correr maratones .willfredo Mamani Cartagena . Barcelona.

    ResponderEliminar