Recorriendo el mundo a golpe de maratones

Recorriendo el mundo a golpe de maratones
Somos un equipo

22 de septiembre de 2014

VIII. NORTH SHORE MARATHON 07/09/2014 (03:35:25 h)

La North Shore Marathon de Auckland ofrece uno de los recorridos de 42 kilómetros más impresionantes del planeta. A lo largo del perfil norte del Golfo de Hauraki, el circuito de dos vueltas recorre varios kilómetros de playa (cuando ha bajado la marea) y sube dos veces a uno de los montes del norte con mejores vistas de la zona. Una maravilla.

Como ya me había pasado en Berlín, cuando viajas a un Maratón sin haberlo podido preparar, siempre te acompaña la incertidumbre de si podrás llegar a la meta antes de que cierren el control. Esta vez, una distensión en los isquiotibiales de la pierna derecha me tuvo en el dique seco prácticamente durante dos meses. Después de mucho reposo, fisioterapia, masajes y el único entrenamiento de las sesiones de spinning, al menos conseguí llegar al día de la prueba sin ningún dolor. Algo es algo.

Aprovechando las vacaciones de este año en Nueva Zelanda, nos plantamos en la pequeña zona turística de Takapuna, en el Norte de Auckland. Se trata de una zona de turismo muy enfocada a la playa y a los deportes acuáticos en pleno golfo de Hauraki. Esta prueba es muy pequeña, ya habíamos visto en la web que no tenía (históricamente) muchos participantes y eso dificultaría nuestra logística.
Al ir a buscar el dorsal, nos costó bastante encontrar la biblioteca de Takapuna, donde tenían establecida la 'Feria del Corredor' y, al llegar allí, nos sorprendió ver que era aún más pequeña que la de algunas 'carreras de barrio' de Barcelona. Apenas unas mesitas para entregar el dorsal y la camiseta.

La siguiente preocupación fue localizar la salida, ya que parecía que nadie sabía dónde estaba. Afortunadamente y, gracias a las pistas que ofrecían en su web, pudimos ubicarla más o menos y poder descansar tranquilos la noche antes de la prueba. Nuestro hotel estaba a 1 Km. de la salida, así que me levanté a las 04.00 am, desayuné un plátano y unas barritas energéticas y me fui a la salida. A las 05.00 am, una hora antes del inicio, aún no estaba preparada la salida ¿? Según se acercaba la hora de la salida, la gente iba llegando, sin prisas, y cuando ya estábamos los 150 participantes por allí, nos hicieron bajar a la playa (no se veía nada, era muy de noche) donde estaba la alfombra para la lectura de los chips.

La cosa no pintaba bien. Eran las 06.00 am, la prueba iba a empezar y estaba todo muy oscuro. Yo desconocía el recorrido exacto y, por supuesto, no había liebres ni nada parecido. El gran temor pasó a ser la posibilidad de perderme y salir fuera del recorrido, así que decidí prescindir de mi ritmo previsto (5,30 min/Km) y seguir al segundo grupo, donde estaban las primeras mujeres. Después de casi un kilómetro por la playa, vi como el grupo de cabeza la abandonaba y se metía en la zona residencial. Atravesamos los jardines de un palacete, el campo de rugby y varias calles de urbanizaciones. Volvimos a la playa, esta vez con mucha arena, lo que dificultaba correr con comodidad, y salimos por un parque que se convirtió en una dura subida hasta que llegamos al Monte Norte




Mi sorpresa fue grande al ver que el grupo al que perseguía empezó a subir sin descanso las pronunciadas cuestas de césped que llevaban a la cima de la montaña (el día anterior visitamos la cima en coche). La segunda mujer clasificada no podía seguir el ritmo y dejó que nuestro grupo se marchara. La subida era TERRIBLE. Arriba del todo, con mucho sufrimiento, vimos que estábamos en el kilómetro 8 y empezamos el descenso. Los corredores locales se tiraban en picado colina abajo, pero yo preferí asegurar la bajada, era muy pronunciada. La peor noticia es que en la segunda vuelta había que volver a subir a la cima.

Y, efectivamente, pasé la Media Maratón en 1h 45’, cinco minutos antes de lo previsto y, al pasar por el parking, no veo nuestro coche de alquiler ni a las chicas. Empieza la segunda vuelta. Ahora ya conozco el camino y sé lo que me espera, así que el gran objetivo es pasar la subida a la montaña. Pasé los tramos de playa, que esta vez fueron mucho más duros ya que la arena estaba más blanda y las piernas más castigadas, y enfilé la subida al infierno. Hay gente que empieza a subir andando, la subida es un castigo. Yo bajé mucho el ritmo pero me propongo no pararme, hay que apretar los dientes y hacer un ‘último’ esfuerzo. Cuando empecé a bajar, otra vez con mucho cuidado, dejé atrás el kilómetro 28 y empecé a ver grandes opciones de llegar a la meta aunque seguía quedando un buen tramo. 

Antes de pasar por el Km. 35, punto de la salida/llegada, subimos un par de cuestas más que eran más cortas que las de la montaña superada, pero igual de duras. Creo que era el último castigo de este recorrido rompepiernas. Al pasar por el 35, había mucha animación y también estaban las chicas. Nos saludamos, me hicieron fotos y les grité que me esperaran en el parking para poder entrar con Almudena en meta. Se me olvidó decirles a qué hora pasaría por allí de nuevo…

Ahora el camino era en sentido opuesto aunque por la zona contraria a la playa. Atravesamos los barrios vecinales, la avenida principal y en el Km. 15 pasamos por encima de lo que había sido la línea de salida. Y por fin hay luz, era de día, y podía seguir por mí mismo las señales que indicaban el recorrido y los avisos de los voluntarios. Dejé que el grupo se marchara y volví a mi ritmo previsto, había que ser inteligente para acabar la prueba entero. Por una larga avenida llegamos al parque que se sitúa en el límite de la ciudad, pasando el Centro Comercial donde cenamos la noche anterior y, allí, giramos de nuevo para volver a la playa donde completamos la Media Maratón. Iba un poco adelantado al tiempo previsto, ya que siguiendo al grupo líder en la oscuridad, había ganado tiempo. Así que me temo que no veré a las chicas en el primer lugar acordado. 

Ya lo tenía. Quedaban 7 kilómetros, que iban a ser eternos, pero ya conocía el recorrido y no había grandes desniveles. Lo peor, ya había pasado. Busqué un ritmo cómodo y me puse ‘a rueda’ de un chaval que estaba conmigo en la salida. Fui detrás de él hasta que le superé en el parque donde dimos la vuelta. Me comí el último gel energético, bebí agua (estaba deshidratado, qué sed!!) y afronté los últimos kilómetros esperando ver a Almudena cerca de la meta lo antes posible. Parecía que no iba a llegar nunca, pero finalmente hice el último giro que me lleva a la playa. Pasé por el parking del camping y vi que Almudena me saludaba a lo lejos. Pasé a su lado y empezó a correr junto a mí. 


Estábamos atravesando la playa en su marea baja y la meta estaba ya a apenas 150 metros. Al vernos llegar, la gente aplaudía y vimos a Diana con la cámara, así que subimos el último repecho de meta. Almudena lo intentó pero era muy empinado, yo di dos grandes zancadas y entré en meta en 3:35:25 h. mientras el speaker apenas podía pronunciar mi nombre y apellido. La pierna no me había dolido, apenas tuve molestias y conseguí aguantar y entrar en meta antes de lo previsto. Todo ha salido perfecto.
Estoy eufórico y dispuesto a seguir nuestra ruta por Nueva Zelanda.

Octavo finisher seguido pese a las malditas lesiones. Al final, 22º en la clasificación general y 9º de mi categoría.


Próximo reto Málaga 2014.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario