Recorriendo el mundo a golpe de maratones

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2 de marzo de 2011

¿ Por qué un maratón?

Una reciente encuesta de la marca ASICS reveló que, en general, la gente empieza a correr con el deseo de ponerse en forma y poder perder peso (en mi caso pasé de 89 Kgs. en Abril de 2.009 y un estado de forma lamentable, a pesar 73 Kgs. y llevar una vida muy activa apenas 2 años después ), pero muy pronto se convierte en una diversión y en un gran pasatiempo para aliviar el estrés. El resultado final es la liberación de las tensiones en la carrera provocadas por la vida laboral diaria: Primero el cuerpo, luego la mente.
Teniendo entonces claro el motivo para salir a correr, sólo el aspecto psicológico de superación personal, el “yo puedo lograrlo”, de vencerse a uno mismo y alcanzar la satisfacción de cruzar la meta después de cuarenta y tantos kilómetros a pie es la única forma de explicar el porqué cada año cientos de miles de personas alrededor del mundo están lo suficientemente locas como para inscribirse en un maratón. Otra razón que hace llamativa esta distancia es que fisiológicamente el cuerpo humano sólo puede almacenar suficiente glucógeno (principal fuente de energía al correr) como para correr un máximo, aproximadamente, de 32 kilómetros. En ese punto las reservas llegan al mínimo y el atleta sufre lo que se llama popularmente “chocar contra el muro”, la sensación de debilidad total y desorientación que hace imposible continuar. Si bien, el entrenamiento y una buena alimentación antes y durante la competición pueden evitar este gran inconveniente. Por tanto, el reto físico y mental de terminar un maratón siempre será enorme.
Menos del 1% de la población mundial terminará un maratón en su vida y, pertenecer a ese pequeño porcentaje, es una gran meta por la cual vale la pena esforzarse. Cada vez son más personas las que voluntariamente toman el reto de entrenar para recorrer la distancia madre. En Estados Unidos, sólo 25.000 personas terminaron un maratón en 1976. En el año 2013, fueron casi 500.000 y cada año el número aumenta aproximadamente un 10% ¿Y por qué esa distancia? Cuenta la leyenda que un mensajero griego llamado Filípides corrió aproximadamente 40 kilómetros entre la cuidad de Maratón y Atenas para comunicar la victoria en la batalla contra los persas. Fue el origen para que, en los primeros Juegos Olímpicos modernos (Atenas 1896), se celebrara por primera vez la carrera llamada maratón. Esa primera vez la distancia fue de aproximadamente 40 kilómetros y en olimpiadas subsiguientes la distancia varió entre 40 y 42 kilómetros según los caprichos de los organizadores. No fue hasta 1921 cuando la IAAF estableció la distancia oficial de 42.195 kilómetros, que es lo que había medido la de los Juegos Olímpicos de Londres 1908.
La prueba personal de superación de los propios límites es la fuerza absoluta en casi todos los corredores de un maratón. Incluso aquellos que hacen carreras solidarias reconocen que la voluntad de alcanzar este logro por sí mismos, es lo primero. Y ese fue mi caso.

A finales de 2.010, después de un año y medio de haber empezado a correr y de haber disputado multitud de carreras de 10 kms y unas cuantas medias maratones con unas marcas (40 min. en 10 Kms y 1:29:59 en Medio Maratón) discretas pero trabajadas en relación al tiempo dedicado a entrenar, me plantee el siguiente paso: ¿Por qué no una maratón?
Ese reto personal. Si usted ya ha corrido un maratón sabe bien a lo que me refiero. Si no lo ha corrido aún… ¿acaso no quiere descubrir lo que se siente?

Y es que, como dijo el gran Emil Zátopek (alias 'La Locomotora Humana'), “si quieres ganar algo, corre los cien metros. Si quieres vivir una experiencia, corre un maratón

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