19 de julio de 2019

XIX. MARATÓN DE GOLD COAST 07/07/2019 (4h 11' 07")

Es difícil hablar de una carrera en tono positivo (e incluso descriptivo) cuando no ha salido bien. Este es el caso, me lesioné en el kilómetro 30 y terminar fue un suplicio, pero aquí estoy, contando cómo terminé mi Maratón número 19 (el segundo en Oceanía): La Gold Coast Maratahon (Australia).Obviamente, se puede ir expresamente a correr a esta prueba, pero nosotros, como la gran mayoría de gente, imagino, aprovechamos 2 semanas de vacaciones en Australia. Así que después de visitar Sydney en profundidad, volamos a Gold Coast (la ciudad del Surf) y haciendo noche en un magnífico complejo de Golf, nos presentamos muy tempranito el domingo de la prueba en Southport, lugar de inicio y final de la prueba, en plena playa. Después de algunas dificultades para aparcar, nos dirigimos a la línea de salida e hicimos las últimas fotos. La prueba (como todo el país) estaba llena de asiáticos y, lo cierto es que tan delgaditos y pequeños, lo pasaron mal durante el tremendo aguacero que cayó 5 minutos antes de empezar la prueba. El tiempo en Australia, más en esta época, es muy cambiante.


El recorrido no tiene mucho misterio. La salida es desde Southport en dirección sur, pasando por Surfers Paradise (Km. 5) y hasta el punto más sur de la ciudad, Burleigh Heads, donde en el Km. 16 se da media vuelta y se vuelve, más o menos, por el mismo camino ya realizado, siempre con controles de paso. Hasta la media Maratón (Mermaid Beach) iba en un ritmo cómodo, algo por debajo de 5 minutos el kilómetro, quizá un poco más rápido de lo previsto. Eso sí, sin demasiadas buenas sensaciones al rodar en velocidad constante, que suele ser mi “especialidad”. Al pasar de nuevo por Surfers Paradise (Km. 27) el psoas derecho empezó a cargarse y, algo más adelante, también el izquierdo… La molestia se fue haciendo más grande y, ya en el Km. 30, vi que no podía seguir corriendo por los dolores constantes.

En una ciudad europea, me hubiera retirado. Hay días que uno no tiene suerte. Pero estaba a 17.000 kms de casa, en un país al que seguramente nunca volvería, así que al encontrar a las chicas en el público en el Km. 31, decidí que acabaría la prueba aunque fuese andando. Y así fue, más de 11 Kms. de calvario, andando rápido, apenas trotando, y trabajando mucho la paciencia y la resignación ya que el camino se hace muy largo. El pinchazo en los psoas me impedían alargar mucho la zancada. Eso sí, ya en el último kilómetro y, después de mucho aguante, pude correr algo y entrar a meta con dignidad y buen sabor de boca para recoger la merecida medalla. En el kilómetro 30 había pasado en 2 horas 40 minutos y la entrada en meta fue en 4 horas 11 minutos… Un desastre.

Los siguientes días de turismo en Australia y, sobre todo el conducir tantas horas, fueron un suplicio para mis psoas cargados. Casi hasta el jueves siguiente, no pude caminar ya con normalidad y sin dolor. Pero lo importante, fue conseguir el objetivo. Una pena no haber podido disfrutar más de la carrera, y del recorrido surfero que los australianos nos habían preparado. Pero … habrá días mejores!



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