El recorrido no tiene mucho misterio. La salida es desde Southport en dirección sur, pasando por Surfers Paradise (Km. 5) y hasta el punto más sur de la ciudad, Burleigh Heads, donde en el Km. 16 se da media vuelta y se vuelve, más o menos, por el mismo camino ya realizado, siempre con controles de paso. Hasta la media Maratón (Mermaid Beach) iba en un ritmo cómodo, algo por debajo de 5 minutos el kilómetro, quizá un poco más rápido de lo previsto. Eso sí, sin demasiadas buenas sensaciones al rodar en velocidad constante, que suele ser mi “especialidad”. Al pasar de nuevo por Surfers Paradise (Km. 27) el psoas derecho empezó a cargarse y, algo más adelante, también el izquierdo… La molestia se fue haciendo más grande y, ya en el Km. 30, vi que no podía seguir corriendo por los dolores constantes.
En una ciudad europea, me hubiera retirado. Hay días que uno no tiene suerte. Pero estaba a 17.000 kms de casa, en un país al que seguramente nunca volvería, así que al encontrar a las chicas en el público en el Km. 31, decidí que acabaría la prueba aunque fuese andando. Y así fue, más de 11 Kms. de calvario, andando rápido, apenas trotando, y trabajando mucho la paciencia y la resignación ya que el camino se hace muy largo. El pinchazo en los psoas me impedían alargar mucho la zancada. Eso sí, ya en el último kilómetro y, después de mucho aguante, pude correr algo y entrar a meta con dignidad y buen sabor de boca para recoger la merecida medalla. En el kilómetro 30 había pasado en 2 horas 40 minutos y la entrada en meta fue en 4 horas 11 minutos… Un desastre.
Los siguientes días de turismo en Australia y, sobre todo el conducir tantas horas, fueron un suplicio para mis psoas cargados. Casi hasta el jueves siguiente, no pude caminar ya con normalidad y sin dolor. Pero lo importante, fue conseguir el objetivo. Una pena no haber podido disfrutar más de la carrera, y del recorrido surfero que los australianos nos habían preparado. Pero … habrá días mejores!
En una ciudad europea, me hubiera retirado. Hay días que uno no tiene suerte. Pero estaba a 17.000 kms de casa, en un país al que seguramente nunca volvería, así que al encontrar a las chicas en el público en el Km. 31, decidí que acabaría la prueba aunque fuese andando. Y así fue, más de 11 Kms. de calvario, andando rápido, apenas trotando, y trabajando mucho la paciencia y la resignación ya que el camino se hace muy largo. El pinchazo en los psoas me impedían alargar mucho la zancada. Eso sí, ya en el último kilómetro y, después de mucho aguante, pude correr algo y entrar a meta con dignidad y buen sabor de boca para recoger la merecida medalla. En el kilómetro 30 había pasado en 2 horas 40 minutos y la entrada en meta fue en 4 horas 11 minutos… Un desastre.
Los siguientes días de turismo en Australia y, sobre todo el conducir tantas horas, fueron un suplicio para mis psoas cargados. Casi hasta el jueves siguiente, no pude caminar ya con normalidad y sin dolor. Pero lo importante, fue conseguir el objetivo. Una pena no haber podido disfrutar más de la carrera, y del recorrido surfero que los australianos nos habían preparado. Pero … habrá días mejores!
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