No son 10, 15 ni 21.
El maratón son siempre 42 kilómetros con 195
metros.
Ni uno más. Ni uno menos.
Es la carrera de todas las carreras.
La reina de las distancias.
Es el sueño de todo corredor que se precie de
ser corredor.
No es una cuestión de velocidad, sino de
voluntad y resistencia.
Y también de estrategia. En la que un mínimo
error puede ser el fin.
Es la carrera contra uno mismo. Contra tu
cuerpo, tu mente y tu sombra.
Es la prueba definitiva del carácter y la
templanza.
Vas a atravesar, en pocas horas, todo el
espectro de las emociones humanas posibles: ilusión, ansiedad, desesperanza,
miedo, dolor, rabia, coraje y orgullo.
No vas a ver el muro, pero tarde o temprano,
el muro va a estar ahí.
Es el final perfecto para coronar meses de duro entrenamiento, sin saber si vas a llegar.
Nadie se olvida de su primer maratón. Tampoco
del segundo, ni del tercero.
Es una hazaña que vas contar siempre. Pero
que es sólo tuya, única e irrepetible.
Es el maratón.
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